jueves, 13 de agosto de 2015

Aun recuerdo esos diamantes de complicidad brillando en su mirada, con los ojos era capaz de devorarla y al morder cada centímetro de su piel, sus hombros salpicados de estrellas emergían de entre mares de algodón, sus labios emanaban llamaradas en forma de grito ahogado, y sus dedos de porcelana se aferraban a cada segundo que se desparramaba por el suelo a la luz de la luna.  
Se quebraba por dentro, cada molécula se liberaba de las demas convirtiendola en vamor ligero y efímero, así como ella tanto deseaba formar parte de un todo y un nada, la inhalaba deseando que hallase lugar en mis pulmones, pero ella era salvaje, recorriendo mi interior para poco después abrazar la inmensidad mas aterradora..

No hay comentarios:

Publicar un comentario